lunes, 9 de agosto de 2010

Calígula - Albert Camus

"CALÍGULA
[...] No soporto este mundo. No me gusta tal como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad, algo que, por demencial que parezca, no sea de este mundo.

HELICÓN
El razonamiento tiene su coherencia. Pero, en términos generales, no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias.
CALÍGULA
Qué sabrás tú. Precisamente por no llevarlo hasta sus últimas consecuencias nunca se logra nada. Pero quizá baste con que sea lógico hasta el final. [...] Esta muerte no supone nada para mí, te lo juro; simplemente me indica una verdad, una verdad que me lleva a desear la luna. Es una verdad sumamente clara y sencilla, y aunque sea un poco tonta, cuesta descubrirla y también sobrellevarla.

HELICÓN
¿Y cuál es esa verdad, Cayo?

CALÍGULA
Los hombres mueren y no son felices.

HELICÓN
Mira, Cayo, la gente se las apaña para vivir sabiendo esa verdad. Observa a tu alrededor. Nadie ha dejado de comer por eso.
CALÍGULA
¡Lo cual significa que todo lo que me rodea es pura mentira, y yo quiero que la gente viva en la verdad! [...]"

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