sábado, 2 de abril de 2011

Carson McCullers - El corazón es un cazador solitario


"[...] Y la razón por la que pienso como pienso es ésta: vivimos en el país más rico del mundo. Hay suficiente y de sobra para que ningún hombre, mujer o niño tenga que sufrir necesidades. Y además, nuestro país fue fundado sobre lo que debería haber sido un grande y verdadero principio: la libertad, la igualdad y los derechos de cada individuo. ¡Ah! ¿Y qué ha quedado de ese comienzo? Hay compañías de miles de millones de dólares..., y centenares de miles de personas que no tienen qué comer. Y aquí, en estos trece estados, la explotación de los seres humanos es tal que... eso es algo que uno tiene que ver con sus propios ojos. En mi vida he visto cosas que podrían volver loco a un hombre. [...] Por todas partes hay pelagra y anquilostomiasis y anemia. Y hambre, pura y simple hambre. ¡Pero! [...] Ésos son sólo los males que se pueden ver y tocar. Los otros son peores. Estoy refiriéndome a cómo se le ha ocultado la verdad al pueblo
. Las cosas que se han dicho para que no se pueda ver la verdad. Las mentiras venenosas, que no les permiten saber.
[...]
Dicen que la vaca vieja pace en todas partes: en el Sur, en el Oeste, en el Norte y en el Este. Pero la ordeñan en un solo lugar. Cuando está llena, sus viejas tetas se balancean
en un solo sitio. Pasta en todas partes y se la ordeña sólo en Nueva York. Tome, por ejemplo, nuestras hilanderías de algodón, nuestras fábricas de pulpa, de arneses o de colchones. Su propietario es el Norte. ¿Y qué pasa? [...] Aquí tenemos un ejemplo. Escenario, un villorrio de hilandería que corresponde al gran sistema paternal de la industria americana. El propietario, ausente. En el pueblo, un enorme edificio de ladrillo y quizá unas cuatrocientas o quinientas chozas, casas inadecuadas para que vivan en ellas seres humanos. Más aún, las casas ya fueron construidas en un principio para no ser otra cosa que tugurios. Están formadas sólo por dos o quizá tres habitaciones y un retrete..., construidas con mucha menos previsión que si se tratara de graneros destinados al ganado doméstico. Construidas con mucha menos atención a sus necesidades que si fueran pocilgas. Porque, bajo este sistema, los cerdos son valiosos y los hombres no. No se pueden hacer costillas y salchichas de cerdo de los flacuchos niños de las hilanderías. No se puede vender más que la mitad de una persona en estos tiempos"

Estas palabras, al leerlas, me recordaron un famoso documental que vi hace un tiempo.
De seres humanos, tomates, y entre otras cosas, cerdos.
La Isla de las Flores:





"Libertad es la palabra que el sueño humano alimenta;
no hay nadie que la explique, tampoco nadie que no la entienda"



3 comentarios:

Julia dijo...

Hola, mientras leia tu entrada, sentia escalofrios y un cosquilleo en el estomago, que fuerte me parece, una crueldad.

saludos, te sigo

Nauta dijo...

Acabo de dar con tu blog, buscando fragmentos de Noveccento...y no he podido parar hasta acabar con todas las entradas. Muy enriquecedor! Un saludo.

An Wild dijo...

Muchas gracias Nauta.
Últimamente no hay muchas actualizaciones pero pronto las habrá. ¡Estás invitada a unirte al blog! :-)

An

Publicar un comentario

Bienvenido, ¡Gracias por tu comentario!