jueves, 12 de mayo de 2011

Arto Paasilinna - La dulce envenenadora

"[...] Aun así, Finlandia era la tierra prometida de la burguesía. Un modesto artesano del crimen de baja extracción social no tenía la menor posibilidad de poner a prueba su talento como estafador; tenía que conformarse con pequeños hurtos y agresiones, rapiñas de estar por casa. Los peces gordos se reservaban los golpes sustanciosos, se llenaban los bolsillos con el dinero público y lo dilapidaban en el extranjero"

Arto Paasilinna - La dulce envenenadora

"¿Acaso era justo que a Linnea le pagasen cada mes cinco mil marcos de pensión? El único mérito de aquella arpía era haber vivido con un viejo coronel. El subsidio de Kake sólo representaba una parte insignificante de lo que le pagaban a ella. En Finlandia había suertudos que se sacaban todos los meses más de diez mil marcos de pensión, aseguró Nyyssönen. [...] ¿Había derecho a que una ancianita tan frugal percibiera más del doble de la pensión de un hombre joven y vigoroso, cuyos gastos alimenticios superaban con creces los de una vieja escuchimizada? [...] Pero, ¡ay de aquel que llevado por la necesidad tuviese la brillante idea de robar un poco de pan extra...!, porque de seguro acababa con la policía pisándole los talones."

Arto Paasilinna - La dulce envenenadora

"[...] Kauko Nyyssönen le dijo a Pera que no entendía nada de política. Él, en cambio, había llegado a la conclusión de que no valía la pena votar. ¡Eso era una protesta en condiciones! A los políticos había que dejarlos solos, aislarlos del resto del mundo. Sólo se produciría una verdadera revolución nacional cuando todos los ciudadanos con derecho a voto se negasen a ejercerlo. Si los candidatos no conseguían ni un voto, el Parlamento no se podría reunir por falta de diputados. Y un país sin Parlamento tampoco podía tener leyes. ¡Ése sí que era un buen objetivo!. Jani y Pera preguntaron a Kauko si les estaba tomando el pelo. ¿No veía que en Finlandia había cientos de miles de cretinos que iban a votar como borregos cada vez que había unas puñeteras elecciones? - Hablaba en teoría, como una cuestión de principios - Se explicó Nyyssönen -. A vosotros también os vendría bien leer algo de política de vez en cuando, en lugar de tanto Jerry Cotton - Añadió elocuentemente. A decir verdad, no estaba muy puesto en política, pero le gustaba aparentar lo contrario. Pera y Jari se cabrearon y le dijeron que la política les parecía una mierda, votasen o no"

martes, 10 de mayo de 2011

Arto Paasilinna - La dulce envenenadora


"Y es que la gente es mezquina, sobre todo cuando se creen que son alguien"

"La sabiduría de las mujeres aumenta con la edad, eso es bien sabido"


"Qué curioso lo ordinarios que parecían los militares en cuanto se despojaban del uniforme"

"Cuanto más largo el viaje, más improbable parecía la salvación"

"Nadie se había preocupado tanto por Pertti como ahora que estaba muerto"

"Un entierro no resultaba tan caro, sobre todo en comparación con el coste de la vida"

"Las malas acciones siempre reciben el castigo merecido, aunque a veces los caminos del destino sean un poco tortuosos"

"A medida que un hombre cambia, también lo hacen sus sueños"

"Y una dama es una dama, incluso en el infierno"

lunes, 9 de mayo de 2011

Charles Bukowski - Guerra sin cesar


VI


voy al hipódromo temprano para hacer mis cálculos y hay un
tipo que se acerca
sacando el polvo a los asientos. sigue con lo suyo, venga
limpiar el polvo,
probablemente contento de tener empleo.
soy uno de esos que no creen que haya mucha diferencia
entre un científico atómico y un tipo que limpia los cagaderos,
salvo por la suerte en el sorteo:
padres con dinero suficiente para encauzarte hacia
una muerte más generosa.

como es natural, algunos nos superamos con brillantez, pero
hay miles, millones más, embotellados, privados
de la más mínima oportunidad para desarrollar su
potencial.

- ¿qué tal va? - le pregunté cuando pasaba sacando el polvo.
- bien, ¿y tú? - me preguntó.
- me va bien con los caballos. es con las mujeres donde pierdo.

se echó a reír. - sí. un hombre puede tener dos o tres malas
experiencias,
eso puede suponerle un buen palo.

- no me importaría si fueran dos o tres - le dije -. yo he tenido once o doce.
- tío, debes de saber lo tuyo. ¿quién te gusta en la primera?

le dije que la entrada, que estaba a 4 a uno, debería
acabar uno a dos. (45 minutos después, así ocurrió.) pero no
era 45
minutos después. se fue sacando el polvo y pensé en todos los
trabajos de mierda y lo contento que estaba de tenerlos.
durante una
temporada. luego siempre fue cuestión de dejarlos o ser
despedido.
y de una manera u otra me sentía bien.
cuando duermes y vives con la misma mujer durante más de
dos
años sabes lo que acabará por ocurrir sólo que no sabes
por qué. no está en la carta de navegación.

mi amigo, venga sacar el polvo en el hipódromo, tampoco lo
sabía.
[...]

viernes, 6 de mayo de 2011

Charles Bukowski - Guerra sin cesar


El enigma


mi vecino es un tipo majo pero me tiene completamente
desconcertado:
se levanta todos los días por la mañana, va a
trabajar;
su mujer trabaja, tienen dos niños
encantadores;
está en casa por las tardes, a veces veo a
los niños, veo brevemente a la
mujer;
para las 9 de la noche todas las luces de su casa están
apagadas;
y sus días se repiten de esa manera;
parece un hombre bastante listo
de treinta y pocos años;
la única explicación para semejante
rutina es que debe de
gustarle su
trabajo
creer en
Dios,
el sexo,
la familia.

no sé por qué
pero ahí
siempre espero que se rompa alguna ventana de repente
espero oír gritos
oír obscenidades
ver luces a las 3 de la madrugada
ver botellas
por el aire

sin embargo, hace 5 años
que su rutina es la
misma

así que
le hago el favor de ocuparme
de esas
cosas
que, según creo, su mujer no
aprecia:
- Hank, podría
haberte denunciado
muchas veces pero
no lo he hecho.

a veces
me gustaría
denunciarlos a ellos
pero no creo que los maderos
entendieran los motivos
de mi queja

con las luces rojas destellando,
la cara pálida, vestidos de
azul oscuro:

- Caballero, no hay ninguna
ley
que prohíba lo que
están
haciendo...

Charles Bukowski - Guerra sin cesar


Inesperadamente


me telefoneó desde un estado
lejano:
- nunca podía discutir contigo - me
dijo-,
te limitabas a largarte.
mi marido no es así,
lo tengo siempre pegado.
me maltrata.

- nunca he creído en las discusiones - le
dije -, no hay nada que
discutir.

- te equivocas - me dijo -, deberías intentar
comunicarte.

- "comunicarse" es una palabra trillada como
"amor" - le dije.

- pero, ¿no crees que dos personas pueden
"amarse"? -, me preguntó.

- no si intentan "comunicarse" - le
respondí.

- estás hablando como un gilipollas - me
dijo.

- estamos discutiendo - le
dije.

- no - respondió -, estamos intentando
comunicarnos.

- tengo que irme - le dije, y colgué,
luego desconecté
el teléfono.
miré el aparato.
lo que no entendían era que
a veces no había nada que
salvar
aparte de la justificación personal de un
punto de vista personal
y que ésa sería la causa
del blanco fogonazo cegador
un día de estos.