(Habla Crooks en primer lugar)
"- Usted, deje a este hombre en paz. No se meta con él. [...]
Ella se volvió hacia el peón negro, llena de desprecio.
-Escucha, negro -dijo-. ¿Sabes lo que soy capaz de hacer si vuelves a abrir la boca?
Crooks la miró con expresión desamparada; luego se sentó en su camastro y se replegó dentro de sí mismo.
La mujer se le acercó.
-¿Sabes qué podría hacer yo?
Crooks pareció empequeñecerse y se apretó contra la pared.
- Si, señora.
- Bueno, guarda las distancias entonces, negro. Me sería tan fácil, tan condenadamente fácil hacerte colgar de un árbol que ya no sería ni divertido.
Crooks se había reducido a la nada. No había personalidad, no había un yo: nada que despertarse gusto o disgusto. Repitió:
- Si, señora -y su voz no tenía tono.
Durante nos instantes siguió ella de pie a su lado, como si esperara que se moviese para poder fustigarle otra vez; pero Crooks estaba totalmente quieto, desviados los ojos, retirado todo lo que podía ser herido. Por fin la mujer se volvió hacia los otros dos.
El viejo Candy la miraba, fascinado.
- Si llegara a hacer eso -dijo suavemente- nosotros lo contaríamos todo.
- Contad, qué diablos -exclamó la mujer-. Nadie os escucharía, y lo sabéis muy bien. Nadie os escucharía.
Candy cedió.
- No... -convino-. Nadie nos escucharía."
El miedo.
Seishu Hase: El chico y el perro
Hace 5 horas
2 comentarios:
Un placer leerte.
Tienes un regalo en mi blog de Sakkarah-clave.
Un beso.
http://sakkarah-clave.blogspot.com/
Gracias por el regalo,
El placer es mio :)
Un beso Sakkarah.
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